“Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es.” Jean Paul Sartre.
Hace unos días escuchaba una conversación en el metro en la que varias personas hablaban sobre un tema y escuchaba quejas, reproches, inculpación de otros, es lo que hay, no puedo hacer nada, enfado, resentimiento, etc. Eran personas que se sentían víctimas de los acontecimientos y no protagonistas de los mismos.
Existe un modelo reactivo en el que ante una situación determinada (estímulo) reaccionamos (respuesta) y un modelo proactivo en el que entre el estímulo y la respuesta se encuentra nuestra libertad de elegir.
Ser proactivo para mí significa ser responsable de nuestra propia vida. Creo que estamos condicionados por muchos factores pero no sometidos con lo cual podemos asumir nuestra responsabilidad de hacer que las cosas sucedan, tomar la iniciativa y actuar haciéndonos responsables de las consecuencias de nuestros actos.
¿Qué es la responsabilidad?
La palabra responsabilidad está compuesta de las palabras responder y habilidad, es la habilidad para responder. Os invito a ver este video sobre responsabilidad.
Hay personas que reaccionan antes las situaciones y creen que su forma de actuar es la consecuencia de estímulos externos físicos, sociales, psicológicos. Las personas que asumen su responsabilidad y actúan saben que su conducta está influida por esos mismos estímulos externos pero que su respuesta a esos estímulos depende de su elección.
Roosevelt decía: “Nadie puede herirte sin tu consentimiento.” Yo creo que lo que nos hace daño no es lo que sucede sino la forma en cómo respondemos a lo que sucede.
Algunas situaciones pueden dañarte físicamente, económicamente y producirte dolor pero de ti depende cómo reacciones a esas situaciones, qué aprendizajes extraes y cómo vas a aplicar lo aprendido al abordar situaciones difíciles en un futuro.
Según dice Victor Frankl: “Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino”.
Hay personas que ante los problemas se dan explicaciones tranquilizadoras. Son tranquilizadoras porque no resuelven el problema pero la persona se siente más tranquila echando “balones fuera”. En esas explicaciones se declaran inocentes y ponen la responsabilidad fuera de ellos (el tiempo, la empresa, la crisis, el jefe, etc.). Explican las situaciones como consecuencia de factores externos a ellos, dando una explicación irresponsable. Eso las coloca en un rol de víctima y les cierran posibilidades de acción.
Otras personas ante un problema dan explicaciones generativas, se hacen parte del problema y también son parte de la solución. No se hacen culpables de la situación al no depender de ellas, aunque asumen que el poder de decidir qué hacer o qué actitud elegir está en sus manos y se le abren posibilidades de acción.
¿En qué inviertes tu tiempo y tu energía?
En 1943 Reinhold Niebuhr publicó la oración de Serenidad, que fue adoptada por alcohólicos anónimos y que dice:
“Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para apreciar la diferencia”.
Sabiduría para apreciar la diferencia.
Te invito a que en una hoja dibujes tres círculos concéntricos: el círculo interior es tu área interna (aquello que tú controlas), el siguiente círculo es tu área de influencia (aquello que no controlas pero en lo que puedes influir) y el siguiente círculo es el área externa (aquello que no controlas y en lo que no puedes influir).
Revisa en tu vida qué aspectos dependen sólo de ti, en cuáles tienes influencia y cuáles no controlas ni puedes influir ¿Dónde enfocas tu energía? ¿Cuánta energía utilizas en cada área?
Es importante que discrimines entre lo que puedes y no puedes hacer, que vendrá determinado por tus creencias. Como dice Henry Ford: «Tanto si piensas que puedes como si piensas que no, tienes razón».
¿Qué no controlas ni puedes influir en ello?
Hay cosas que crees que no controlas y sobre las que no puedes influir (cambios económicos, cambios tecnológicos, decisiones estratégicas de la empresa, la crisis, el pasado, etc.). Crees que el cambio depende de circunstancias ajenas a ti y sobre las que no puedes hacer nada. Te declaras incompetente.
Hay personas que centran su energía en esta área y adoptan una posición de víctima quejándose de la situación, culpando a los demás, están enfadados, cansados, etc. Si no lo controlas y no puedes influir en ello ¿Para qué gastas tu energía ahí?
En la oración de Serenidad hay una frase que dice: “serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar.” Aceptar no significa estar de acuerdo sino ser consciente de tus limitaciones y que no puedes hacer nada para cambiarlo, lo que sí puedes hacer es aceptarlo y decidir cómo vas a responder ante esa situación.
¿En qué puedes influir?
Observa sobre qué cosas no tienes control pero sí puedes influir. Por ejemplo: Puede ser que no decidas la aprobación del presupuesto de tu área pero sí puedes influir en él. Quizás no tienes el control sobre la aprobación de un proyecto pero sí puedes negociar las condiciones, plazos, etc. Es posible que no puedas aprender una nueva tarea por un empleado tuyo pero sí puedes proporcionarle los recursos para que él aprenda.
En esos casos ¿Qué parte de responsabilidad tienes tú? ¿Qué vas a hacer para asumir esa responsabilidad?
¿Qué depende de ti?
Otra frase de la citada oración es: “fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar.”
Si ante una situación crees que eres parte del problema y de la solución te declaras protagonista del cambio. Entonces puedes revisar:
- Tus acciones. ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué resultados estoy obteniendo? ¿Qué puedo hacer diferente?
- Tu observador: ¿Cómo estoy interpretando la situación? ¿Qué creencias tengo? ¿Cómo puedo verlo de forma diferente? ¿Qué siento? ¿Qué capacidad de acción tengo desde esa emoción? ¿Cómo quiero sentirme?
Si algo depende de ti ¿Qué te comprometes a cambiar? ¿Cómo vas a aceptar tu responsabilidad? ¿Qué vas a hacer? ¿Cómo vas a aceptar las consecuencias de tus acciones?
¿Cómo asumir tu responsabilidad?
El proceso de coaching es un proceso de asunción de responsabilidad. Mientras consideres que tus problemas son consecuencia de factores externos el coaching no tendrá eficacia. El coaching te permite aprender a revisar tus juicios, tus procesos de razonamiento, darte explicaciones generativas, ser protagonista de tu vida con posibilidades de acción efectiva.
Relata un cuento zen que en un monasterio había un discípulo que desafiaba siempre a su maestro. Cierta vez, ocultando a sus espaldas a un pájaro que sostenía en las manos, el discípulo se paró desafiante ante el maestro y le preguntó: «Maestro, aquí detrás de mí tengo un pájaro. Dígame usted que lo sabe todo: ¿está vivo o está muerto?». (De tal modo, si decía que el pájaro estaba vivo lo ahorcaba y si decía que estaba muerto abriría sus manos y lo dejaría volar.) El maestro lo miró a los ojos con respeto y compasión, respiró profundamente y con mucho amor le respondió: «Eso depende de ti. La solución… está en tus manos!».
Quién eres es tu decisión y la solución está en tus manos ¿Cómo quieres usar el poder que está en tus manos?
Publicado por Inmaculada Rodríguez.
photo credit: ©iStock.com/lovin-you.
3 comentarios en “La solución está en ti ¿Cómo vas a asumir tu responsabilidad?”
Hola!!, gracias por compartir Tu vision de la responsabilidad, permíteme decir, que sólo identificandonos con el medio que nos rodea a través del constante dinamismo y cambio que transcurre, se aceptará el poder de elegir nuestras decisiones, sin necesidad de acudir a la simple observancia y respondiendo a estímulos que por conveniencia nos harán parecer víctimas de las circunstancias e incompetentes a vivir y desafiar los retos del desarrollo personal en amplio sentido!!!.
Gracias Alberto por tu comentario. Estoy de acuerdo contigo, yo creo que hay que pasar de ser víctimas a ser protagonistas de nuestras vidas.
Gracias Alberto por tus comentarios. La responsabilidad es la habilidad para responder ante cualquier cosa que ocurra en mi vida.